Una alta fuente de La Libertad Avanza reconoció en diálogo con Ámbito que hubo cambios con respecto al plan original y que “la discusión permanece abierta”. Aunque confirmó que la óptica predominante en el espacio sigue siendo la de terminar con este tipo de programas. Aseguran que “con una macroeconomía estable no serán necesarios los incentivos sectoriales”.
En cualquier caso, está claro que toda la política industrial entrará en discusión en los próximos días. Entre las herramientas que se utilizan actualmente también están los subsidios de tasa que hacen los bancos públicos, la normativa del Banco Central que determina líneas diferenciales para la inversión productiva o el capital de trabajo, los esquemas arancelarios como el Draw Back que reintegra derechos de importación y la administración del comercio.
Sobre este último punto, el pasado jueves en el evento de la Unión Industrial Argentina, la futura canciller Diana Mondino brindó una precisión: “Las 10.200 licencias no automáticas tienen que desaparecer”, dijo. La reacción de los empresarios presentes en la 29 edición de la Conferencia Industrial de la entidad fabril, fue dispar. Tibia. Más murmullos que aplausos. Muchos fabricantes entienden que una apertura comercial abrupta puede perjudicar severamente la salud de sus empresas.
En los pasillos del Centro de Convenciones de Buenos Aires, que alojó la cita anual de los industriales, se habló mucho de pagos al exterior. A pesar de las críticas a la cobertura que brindó el Banco Central, lo cierto es que la deuda comercial creció más de u$s 20.000 millones en los últimos meses, mientras que las Lediv no superan en su totalidad los u$s 5.000 millones.
Las empresas están preocupadas. Muchas aseguran que están al borde de quedarse sin insumos y que no saben cuándo ni cómo pagarán a sus proveedores. Esta es hoy la principal incertidumbre del sector. En el equipo de Milei prefieren no dar precisiones sobre la resolución de esa problemática.
Fuente: ambito.com